Si de carreras ciclistas se trata y de hablar de mujeres referentes a este deporte se tiene que mencionar a Alfonsina Strada, ciclista italiana, conocida como la “Reina del Pedal” o el “Diablo con vestido”.
Alfonsina Strada se atrevió a desafiar las normas restrictivas impuestas a las mujeres de principios del Siglo XX. Por ello, hoy en día la recodamos como una pionera y una mujer que inspira a seguir.
Fue la primera mujer en competir en carreras profesionales masculinas, como el Giro de Lombardía (1917) y 1918) y el Giro de Italia. Es considerada una de las impulsoras femeninas en el deporte.
Segunda de diez hermanos. Hija de Virginia Marchesini y Carlo Morini, una pareja de trabajadores del campo. Su primera bicicleta fue regalo de su padre cuando era muy niña y despertó la pasión de Alfonsina por el pedalear.
Disfrutaba tanto y se le daba tan bien la bicicleta que se apuntó secretamente a varias carreras locales y provinciales que ganó. Sus padres descubrieron de su afición y la obligaron a escoger: o vivir con ellos y dejar la bicicleta o irse de casa y seguir compitiendo.
Se convierte en una ciclista femenina de mucho éxito.
A la edad de catorce años, en 1905, se casó con un mecánico y cincelador, Luigi Strada, con quien se mudó a Milán; como regalo de bodas, él consiguió una bicicleta. Su marido resultó ser su primer seguidor y gerente.
Tristemente, Luigi Strada muere al poco de contraer matrimonio con Alfonsina, y esta al cabo de unos años se vuelve a casar con un ex ciclista,Carlo Messori.
En 1909 marcó el récord de la hora femenino, y consiguió una medalla por parte del Zar Nicolás II, Emperador de todas las Rusias, por sus hitos en el ciclismo femenino.
En 1911 en Moncalieri estableció el récord mundial de la hora en la categoría al completar 37,192 kilómetros, superando la marca establecida ocho años antes por la francesa Louise Roger.
En 1917, en el apogeo de la Gran Guerra , Alfonsina se presentó en la redacción de la Gazzetta, el organizador diario, para solicitar unirse al Giro de Lombardía. Ninguna regulación lo impidió, siendo inscrita como un aficionado de segunda clase, por lo que Armando Cougnet, dueño de las carreras, aceptó el registro.
Fue la primera vez que participó en una carrera en ruta desafiando a los atletas masculinos. Posteriormente, despegó el 4 de noviembre de 1917 en Milán junto con los otros 43 corredores en la carrera, incluyendo a Gaetano Belloni, Philippe Thys, Costante Girardengo.
En 1924 llegó su momento de máximo esplendor, El Giro d’Italia. Después de la Segunda Guerra Mundial montó un taller de bicicletas con su segundo marido Carlo Messori, hasta que murió en 1958 con 68 años.
