Mañana, bueno la próxima semana, bueno no cuando tenga tiempo y así vamos dejando las cosas para después, a esto le llamamos procrastinación, el hábito de retrasar o posponer tareas importantes, sustituyéndolas por otras menos relevantes o más placenteras. No es un signo de pereza, sino que a menudo está relacionada con la dificultad para manejar emociones negativas como la ansiedad, el estrés o el miedo al fracaso y al perfeccionismo. Este comportamiento puede tener consecuencias negativas como estrés, ansiedad y baja autoconfianza, afectando la productividad y el bienestar emocional.
¿Qué es y cómo se manifiesta?
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- Retraso de tareas: Pospone actividades importantes y urgentes, a menudo hasta el último momento.
- Sustitución por otras actividades: Se prefieren tareas menos importantes o más agradables, como revisar redes sociales o ver televisión.
- Inconsistencia temporal: Es la preferencia por la gratificación inmediata sobre los beneficios a largo plazo.
- Falta de concentración: Se interrumpe fácilmente por distracciones externas, perdiendo el hilo de la tarea principal.
- Resistencia a empezar: Se genera una sensación de molestia o incomodidad que impide iniciar la actividad.
¿Por qué ocurre?
- Miedo al fracaso o perfeccionismo: Evitar empezar una tarea por miedo a no hacerla bien o por no poder alcanzar un nivel de perfección ideal.
- Manejo de emociones negativas: Es un mecanismo de evitación para no enfrentar sensaciones desagradables asociadas con una tarea (miedo, estrés, ansiedad).
- Baja autoestima o inseguridad: Creer que no se es capaz de lograr los objetivos o manejar nuevos proyectos.
- Orientación al presente: Un estilo de vida enfocado en el corto plazo, que prioriza las recompensas inmediatas.
¿Cómo superarla?
- Fragmentar las tareas: Dividir una tarea grande en pasos más pequeños y manejables.
- Eliminar distracciones: Reducir las interrupciones, como las notificaciones del celular o el acceso a internet no esencial.
- Aceptar las imperfecciones: Entender que cometer errores es parte del proceso de aprendizaje y no debe ser una excusa para no empezar.
- Evitar la auto-culpabilización: No castigarse por procrastinar, sino enfocarse en la solución y en la acción presente.
- Buscar gratificación inmediata: Crear pequeños “premios” o reconocimientos al completar cada paso de un proyecto para motivarse.
- Ser consciente de la procrastinación: Identificarla es el primer paso para combatirla, sabiendo que se está actuando en contra de los propios intereses a largo plazo.










