¿Qué Sucede Con las Emociones Reprimidas?

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Las emociones reprimidas no desaparecen; se acumulan y pueden manifestarse a través de diversos problemas de salud mental y física. Como dijo Sigmund Freud, las emociones reprimidas son “enterradas vivas y saldrán de la peor manera”.
Las emociones positivas favorecen a la longevidad, previenen la aparición de enfermedades o contribuyen a su curación. Las emociones negativas por el contrario pueden favorecer a la aparición de enfermedades.
Consecuencias para la salud mental
  • Aumento del estrés y la ansiedad: La supresión crónica de emociones genera una acumulación de tensión psicológica, lo que puede llevar a altos niveles de estrés y trastornos de ansiedad severa.
  • Depresión: La tristeza persistente y la pérdida de interés en actividades placenteras son síntomas depresivos que pueden desencadenarse por la falta de procesamiento emocional.
  • Problemas interpersonales: La dificultad para expresar sentimientos puede tensar las relaciones con familiares, amigos y colegas, generando conflictos y una sensación de aislamiento.
  • Baja autoestima: Con el tiempo, se puede desarrollar la sensación de que las propias necesidades o deseos no importan, afectando la confianza en uno mismo.

Consecuencias para la salud física

  • Somatización: El cuerpo “guarda memoria emocional”. Las emociones no expresadas pueden convertirse en síntomas físicos reales, como dolores de cabeza, migrañas y problemas digestivos (gastritis, colitis).
  • Tensión muscular crónica: La ira, el miedo o la vergüenza reprimidos a menudo se manifiestan como tensión en la espalda, el cuello y otras partes del cuerpo.
  • Problemas cardiovasculares: La represión emocional puede elevar la presión arterial, lo que a largo plazo aumenta el riesgo de problemas de salud como enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
  • Fatiga crónica: La gestión constante de las emociones no resueltas requiere una gran cantidad de energía mental y física, lo que puede provocar un estado de agotamiento persistente.
En resumen, evitar o ignorar los sentimientos negativos no los hace desaparecer; por el contrario, los intensifica y puede tener un costo significativo para el bienestar general a largo plazo.
Aprender a expresar tus emociones es un proceso de autoconocimiento y práctica. Implica pasar de la represión a la validación y comunicación de tus sentimientos.
Aquí te presento pasos y estrategias prácticas para aprender a expresar tus emociones de manera saludable:

 Reconoce y Nombra tus Emociones (Autoconocimiento)

El primer paso es saber qué sientes. No puedes expresar algo que no identificas.
  • Pausa y Pregúntate: Cuando sientas tensión, un nudo en el estómago o un cambio de humor, haz una pausa y pregúntate: “¿Qué estoy sintiendo ahora mismo?”.
  • Aceptación sin juicio: Acepta lo que sientes sin juzgarte. No hay emociones “buenas” o “malas”; todas son válidas y cumplen una función. La ira es tan válida como la alegría.
  • Amplía tu vocabulario emocional: En lugar de decir solo “estoy mal”, intenta ser específico: “estoy frustrado”, “estoy decepcionado”, “estoy ansioso”, “estoy triste”. Cuanto más preciso seas, mejor podrás comunicar tu experiencia.

Una vez que identificas la emoción, el siguiente paso es comunicarla a otros de manera efectiva. Esto se llama asertividad: expresar tus necesidades y sentimientos respetando los derechos de los demás.

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