Que nuestros hijos aprendan a gestionar sus emociones, significa entre otras cosas conocerse a sí mismo e identificar sus emociones , manejarlas , desarrollar relaciones funcionales y positivas con los demás (habilidades sociales) y su capacidad de resolver problemas y tomar decisiones (resolución de problemas).
Por supuesto, una parte importante estará dada por su propio temperamento, madurez, recursos intelectuales y emocionales, pero otra muy importante, dependerá definitivamente de nuestro acompañamiento como padres, ejemplo, guía y comunicación.
¨Para ayudar a nuestros hijos a partir de los 9 años, que se enfrentarán a la adolescencia en poco tiempo, debemos conocer más sobre algunos de los hitos de desarrollo propios de la preadolescencia. Si bien cada niño lleva su propio ritmo, conocer algunas de las características generales de estas edades nos ayudará a aproximarnos a ellos de una forma más certera¨, asegura Gabriela Matienzo, Psicóloga infantil en un artículo para el portal Guía Infantil.
La especialista destaca que los niños en esta etapa de desarrollo, presentan las siguientes características:
– Están más conscientes de su cuerpo y pueden sentirse apenados o acomplejados por los cambios que empiezan a experimentar, especialmente las niñas.
– Se vuelven más conscientes de su imagen y dan mucha importancia a lo que opinan otras personas sobre ellos.
– Pueden empezar a disfrutar cosas que antes no les gustaban y a dejar de hacerlo con algunas actividades que normalmente les encantaban.
– Si bien los padres aún son una figura importante y de referencia a la que siguen necesitando, podrían empezar a cuestionar o refutar muchas de las cosas que les dicen.
– Es posible que no le cuenten a sus padres todo lo que les pasa, sino que los amigos y compañeros pasen a ser sus confidentes. Los padres tienen que tolerar y entender este paso no como una falta de confianza sino como un desarrollo en la autonomía.
– Se comparan continuamente y sienten más la presión de sus pares.
– Empiezan a necesitar su espacio y a ser celosos de su intimidad.
– Se muestran muy sensibles a lo que se dice de ellos delante de otros, y pueden sentirse muy mal si sus padres o los profesores señalan en público sus errores, sus miedos o inseguridades, etc.
– Es una etapa en la que comienzan a hacer preguntas sobre las relaciones íntimas y es recomendable hablar con ellos con claridad y responder a sus dudas con total naturalidad.
– Pueden presentar altibajos en los estados de ánimo, pero sin especial duración temporal.
A continuación, algunas estrategias básicas para acompañar a nuestros hijos preadolescentes en este proceso de aprender a gestionar sus emociones.
1. Observación y modelado de los padres
El tipo de disciplina que ejercemos como padres, la forma en que se relacionan los miembros de la familia, las forma de llevar las discusiones, de tomar decisiones, etc., proporcionan a nuestros hijos importantes lecciones sobre manejo de emociones,resolución de conflictos cooperación, competencia y oportunidades para aprender a responder a distintas situaciones.
De esta forma, es indispensable tener claro que los padres nos volvemos un modelo y ejemplo básico para el desarrollo de las competencias emocionales de nuestros hijos.
2. Responsabilidades y límites en la preadolescencia
Los padres de familia necesitamos adaptarnos de manera flexible a los cambios vitales que estará atravesando nuestro hijo, ajustando límites y normas y reestructurando roles y responsabilidades gradualmente, de forma empática y equilibrada, ya que estaremos estableciendo el marco para que ellos conozcan la importancia de cumplir las obligaciones y compromisos adquiridos, de asumir las consecuencias de los propios actos, sean buenos o malos, de manejar sus emociones, de resolver un problema y de tomarse un tiempo para prevenir las consecuencias de sus actos.
Foto: mmmsalamancaespana.com
3. Escucha a tu hijo preadolescente sin juzgarlo
En esta etapa de la pre adolescencia es esencial que escuches con atención aquellas cosas que tu hijo te cuente, ya sea que le hayan pasado a él o a alguien más. Antes de lanzar un juicio o una recomendación, debes preguntarle qué piensa él, cómo se siente, qué piensa, qué alternativas de solución considera, etc.
Los preadolescentes son muy susceptibles a nuestros juicios y si sienten que nuestra reacción los juzga o crítica o que imponemos nuestra visión, dejarán de contarnos. Por supuesto que puedes llevarlo a una reflexión, pero de forma suave, sin hacer juicios; incluso puedes contarle algo similar que tú hayas vivido y cómo lo resolviste. Esto hará que el canal de comunicación se mantenga siempre abierto y que tu hijo se acerque a ti a buscar apoyo cuando lo necesite.
4. Ayúdale a ver las cosas en perspectiva
Siempre que puedas, ayúdale a ver alguna situación que le afecte desde distintos puntos de vista para que pueda ser objetivo. Puedes usar la pregunta: ¿Si le hubiera sucedido a otro niño, que le aconsejarías?, ¿por qué crees que tu amigo reaccionó así?, ¿crees que en unos meses será importante?, etc.
5. Ante las emociones, hacer pausas
Ayuda a tu hijo preadolescente a tomar descansos, a detectar cuando sienta que está empezando a responder emocionalmente a una situación y enséñale a hacer una pausa. Si es posible, aconséjale que se aleje un momento, que respire , y una vez que haya tenido la oportunidad de calmarse, pueda decidir cómo quiere avanzar.
6. El truco de las tres preguntas
Podemos practicar con nuestros hijos estas tres preguntas rápidas antes de responder a una situación que les esté generando alguna emoción:
– ¿Es necesario decir esto?
– ¿Es necesario que lo diga yo?
– ¿Necesito decir esto ahora?
– En cambio, si es más introvertido y a menudo siente que desearía haberse expresado en un momento o situación específica, ayúdalo a preguntarse: ¿me arrepentiré de no hablar más tarde?
Las preguntas correctas pueden ayudar a cualquier persona a manejar sus reacciones emocionales y evitar arrepentimientos.
La etapa de la preadolescencia es maravillosa y sentará las bases bajo las cuales nos relacionaremos con nuestro hijo en la adolescencia Mantengámonos cerca, hagámosles sentir lo mucho que los amamos y sigamos disfrutando el viaje.
Fuente:guiainfantil.com