Cada persona es diferente y dar malas noticias, ya sea de un despido ,o una muerte, de un diagnóstico, o una ruptura amorosa, no es un guión preestablecido, que uno pueda recitar por igual.
En el entendido que dar y recibir malas noticias no es algo agradable, y que no hay manera idónea de hacerlo, ni de controlar de ante mano las reacciones de la persona; lo que si hay son formas éticas de hacerlo, sin que sea necesario humillar, sobajar o discriminar.
La regla número uno, es ponernos en el lugar del otro, comprender su psicología y apoyarlo para que pueda asumir. y comprender a su vez.
Utilizar nuestras mejores habilidades, para presentar la realidad sin maquillarla, y no hablar de más, ni decir cosas que no tenemos que decir, puesto nuestras emociones nos pueden traicionar.
Lo más conveniente es que quien de la noticia sea un superior directo, un profesional, o alguien allegado según el caso; por ejemplo: ser despedido por un desconocido, es un atentado a la dignidad profesional; así como dar la noticia que alguien ha muerto, no le corresponde por ego y protagonismo desmedido a nadie que no sea un ser cercano.
Enfoquémonos por el momento en el caso de un despido profesional.

Hay cuatro tipos de personas con estilos bien distintos:
Aquellas personas que son minuciosas necesitan entender el por qué, y necesitan tiempo para analizar los acontecimientos, antes de pasar a la acción
Estas personas necesitan comprender los motivos de la decisión, y percibirla, dentro de lo posible, como justa y objetiva, aunque en algunos casos no podrá ser; sin embargo el evitar opiniones subjetivas será de gran ayuda.
Digamos que pudiera decir al final: “No me gusta, pero lo entiendo”.El estilo dominante , es igualmente racional, pero lo mueve la acción.
Les cuesta mucho aceptar que ellos hayan hecho algo mal, El estado más adecuado es que lleguen a pensar: “Esto no era lo mío”
Los influyentes suelen ser emocionales, entusiastas, persuasivos, buenos comunicadores y sociables.Utilizar el marco de percepción emocional, es el camino, las razones no son lo que ellos necesitan.
Apelando a la empatía sería más viable hacerles entender que lo que sucedió escapaba al control de nadie , y en ocasiones no hay nada que uno, por más que quiera, puede hacer al respecto.
Los cooperativos son altamente emocionales, con grandes habilidades sociales, pacientes, , comprensivos y atentos.
Tenderían a hundirse emocionalmente, con lo cual, es muy importante ser sensibles y sostenerlos anímicamente,, recordarles sus fortalezas y opciones de progreso, quizás en otras empresas para que sientan que hay alguna alternativas para ellos.
Bien decía Antoine de Exupery, autor del Principito:” El hombre se descubre cuando se mide ante un obstáculo”.
Ana Arjona Psicóloga, Tanatóloga e Hipnoterapeuta Clínica.
Instagram anarjonad
FB Ana Arjona
anarjonad@gmail.com










