Por lo general solemos confundir reacción con respuesta: la reacción suele ser instintiva, no se piensa ni se medita, sino que literal, sucede.
Las personas somos instintivamente reactivas, ya que en nuestro sistema neurológico hay instalada una red neural basada en el miedo, y ésta es tremendamente útil, pues desde que el hombre es hombre, nos ha servido para sobrevivir como especie.
Este sistema, llamémosle así, “del miedo,” es el depósito de traumas pasados, de preocupaciones actuales, de temor al futuro y de terrores arcaicos.
Entendamos que los hombres de las cavernas, que también fuimos, y de donde venimos, sobrevivían gracias al miedo, y explico un poco más lo que quiero decir: Cuando divisaban un bisonte, por ejemplo y lo querían cazar para subsistir, para alimentarse y vestirse, calculaban su capacidad para matarlo, porque de otra forma, su tiempo en este planeta hubiera sido muy corto.
Dicho sea de paso, el cerebro, está programado para subsistir.
A través de la adrenalina y el cortisol, el hombre podía saltar a la acción de inmediato a la primera insinuación de peligro, y así la reacción al miedo resultó ser automática, y se hizo mucho más rápida que la respuesta racional, más rápida que cualquier sentimiento de amor o tristeza, quedándonos programados, llamémoslo así, para tiempos difíciles.
Así podremos decir que lo que en un tiempo nos salvó el pellejo, ahora nos mata; ya que los bisontes se han transformado en estrés y prisa, en retos que muchas veces asumimos de entrada como un peligro o una amenaza y no como un desafío a lograr: no es lo mismo tener de frente a un animal salvaje, por ejemplo, que tener que hablar frente a una multitud.
De hecho, si no tuviéramos esta red neural del miedo, quizás no sólo no hubiéramos evolucionado, sino que como tantas especies, ya nos hubiéramos extinguido.
Sin embargo, actualmente, si exclusivamente somos reactivos, nos estamos dejando guiar por nuestra parte menos evolucionada, ,en una reacción visceral, instintiva y primaria ante cualquier tipo de situación que nosotros juzguemos como amenazante, sea real o no; ya que nisiquiera estamos dejando espacio para pensar una respuesta antes de reaccionar, brindando quizás una respuesta inadecuada
Y aunque algunas personas dirían que la reacción es una respuesta, y sí, de manera inmediata e impulsiva lo es; una respuesta como tal, requiere actuar como lo que somos, animales racionales, en búsqueda de una satisfacción ante aquello que nos ocurre, con una mayor capacidad de escucha, sin necesariamente tener que ser defensiva como lo es la reacción.
Así que tienes la oportunidad de trabajar en ello y decidir, reacción o respuesta.
Ana Arjona Psicóloga, Tanatóloga e Hipnoterapeuta Clínica.
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