Llorar es una forma de soltar una emoción y aunque muchas veces pensamos que las personas solo lloran por tristeza, nostalgia, pena o angustia esto no es verdad, también las lagrimas ayudan a expresar felicidad o alegría: “El llanto es una descarga de hormonas de nuestro cerebro que provocan nuestras respuestas a las situaciones vividas” la psicóloga del Colegio Oficial de Psicologos de Madrid Mónica Pereira Dávila así lo expresa.
Se tiene la idea de que los que no lloran son más fuertes o estables psicológicamente pero no hay un estudio que lo sustente, muchos especialistas hablan sobre el llanto como un proceso fisiológico de depuración orgánico ante ciertas emociones y es importante mencionar que cada quien vive y siente de diferente manera y aunque parezca difícil de creer la manera en que sabemos manejar nuestras emociones dependerá mucho de que tanto somos capaces de permitirnos reconocerlas y buscar como externarlas, y también de cómo a lo largo de la vida hemos aprendido a manejarlas.
Producimos 3 clases de lágrimas
Basales son principalmente proteicas y nos ayudan a mantener húmedos los ojos cuando parpadeamos.
Reflejas son las que ayudan a protegernos de factores externos como humo, polvo, viento, basuritas y evitar una irritación.
Emocionales que son a las que nos referimos cuando hablamos de llanto y son respuesta a una serie de emociones y esas contienen elementos neuromoduladores (leucina-encefalina, prolactina, hormonas adrenocorticotrópicas) que tienen la función de ser como un alivio natural, por que activa nuestro “sistema nervioso parasimpático” que es el encargado de mantenernos relajados y descansados.
Algunos de los beneficios de las lagrimas
Muchos estudios a lo largo de los últimos años comprueban que las lagrimas liberan sustancias que nos ayudan a sentirnos mejor (oxitocina y endorfinas) lo que ayuda a que después de llorar nos sintamos mejor.
-Nos ayuda a liberar el dolor, mejorar el sueño y por supuesto el humor.
-Nos previenen de bacterias ya que contienen una enzima “lisozima” que sirve como barrera para bacterias y mantener nuestros ojos limpios.
-Ayudan a liberar el estrés y ansiedad.
-Llorar o ver a alguien derramar lagrimas despierta en nosotros empatía.
-Llorar nos da la posibilidad de conocernos un poco más (nos permite conocer cuales son nuestras vulnerabilidades).
-Llorar es bueno para la salud, es una limpieza emocional, porque es sabido que las lagrimas no lloradas duelen.
Así que si hoy te encuentras con alguien que llora de alegría o de tristeza no le pidas que se detenga déjalo que a través de las lagrimas libere todas emociones que esta sintiendo, tenemos que aprender a poder lidiar con todas las emociones que tenemos, el contenerla o controlarlas no es lo mismo que manejarlas.
Si lloras por alguna perdida, dolor, pena, angustia, hazlo esas lagrimas te ayudarán de cierta forma a sanar y si lo haces por alguna otra emoción como alegría, felicidad disfrútalas porque también estas generando sustancia que te ayudan.
No todo el mundo llora por igual, ni por los mismos motivos o con la misma frecuencia, sin duda habemos personas de “lagrima fácil” pero esto no tiene nada de malo, y entenderlo juega un papel muy importante ya que muchas veces se educa a “no llorar” y “controlarse”, entiendo que no puede uno estar llorando en todo momento, pero indudablemente es necesario entender que llorar no está mal, es una manera que tiene nuestro cuerpo de aliviarse y sentirse mejor, si lo aprendemos y le enseñamos a nuestros hijos el valor de escuchar lo que sentimos y encontrar la manera de entenderlo, nos y les estamos entregando una valiosa herramienta en el crecimiento personal.
Alicia Rábago. Licenciada en Pedagogía, egresada con mención honorífica, de la Universidad Panamericana, y cuenta con un diplomado en Desarrollo Humano, así como la Maestría en Ciencias de la Orientación Familiar y Maestría en Educación, Neurocognición y Aprendizaje.