Los abuelos son una de las figuras mas importantes del grupo familiar, creando un vínculo muy especial con los nietos. Son consentidores, tiernos y con una gran sabiduría. Siempre están allí para mimarnos, aconsejarnos y cuidarnos con ternura.
Los abuelos ejercen un rol fundamental en el sistema familiar. No se trata de ejercer una figura de autoridad, sino de transmitir amor, bondad y comprensión, juegan un papel muy importante para muchas de las reglas, límites e interacción con el mundo.
Ellos siempre están dispuestos a dar amor incondicional, cuidados y consejos, sosteniendo un vínculo muy especial y emocional con sus nietos.
De acuerdo a psicólogos infantiles y especialistas los abuelos son un modelo a seguir, a través de la transmisión de valores y enseñanzas a las nuevas generaciones, para enfrentar las adversidades y dificultades de la vida.
Por otra parte, los abuelos que comparten actividades y experiencias enriquecedoras con sus nietos, influyen de manera positiva en su comportamiento y relaciones interpersonales.
Además, este vínculo de amor, afecto y diversión contribuye notablemente a la salud emocional de los abuelos, haciéndolos sentir útiles, activos y felices.
Algunos disfrutan de sus nietos en momentos de puro juego y placer, sin necesidad de hacerse cargo ni de su educación ni de sus necesidades. Otros, por diferentes motivos, son convocados para transformarse en los cuidadores sustitutos de los padres.
Muchos de estos abuelos perciben su aporte a la crianza de los nietos como un regalo de la vida, como otra nueva oportunidad de sentirse útiles y activos. Para otros, la tarea puede volverse pesada, enfrentarlos a obligaciones para las que ya no tienen fuerzas o ganas de seguir cumpliendo.
Los abuelos jóvenes, sobre todo, quizá experimenten inseguridad con su rol: lo disfrutan, pero muchas veces a costa de renunciar a sus proyectos personales para ocuparse de sus nietos. Es importante que los padres sean conscientes de que los abuelos son personas independientes, con intereses y actividades propias acordes a su etapa de vida. Unos y otros tienen seguramente entre manos una tarea muy importante.

A menudo se dice que los padres tienen que educar a los niños, y los abuelos, malcriarlos. Es entendible que los abuelos quieran disfrutar de sus nietos de manera diferente de cómo lo hacen o experimentan los padres.
Los abuelos son una excelente referencia afectiva dentro del grupo familiar, pero lo razonable es que, pudiendo expresar sus propias ideas, respeten las de sus hijos, que tienen derecho a tenerlas y aun a equivocarse, como lo hicieron ellos.
La ayuda que pueden ofrecer es formidable, pero siempre que respondan a las demandas de los padres y no a sus propios esquemas. Son los padres quienes deben pautar las bases fundamentales de la educación de sus hijos, acordando con los abuelos el fomento de hábitos, rutinas y límites que será imprescindible mantener entre todos.
Así como los abuelos tienen que respetar los derechos de los demás, aunque se trate de sus hijos y les parezca que se equivocan, es bueno que ellos también se hagan respetar, desde el cariño y la amabilidad, pero con la firmeza necesaria.
También es deseable que ellos se abran para aprender cosas nuevas y para aceptar que el mundo ha cambiado, en muchas cosas para mejor. Para los abuelos será una experiencia interesante incorporar nuevos conocimientos y conocer algunas herramientas útiles para su propia vida cotidiana.
Es fundamental que padres y abuelos trabajen de manera conjunta. Si lo logran, los mas beneficiados serán los niños, quienes vivirán en un clima de armonía y sentirán el amor de una familia sólida y protectora.










