Un diálogo en pareja no debería ser complicado, se supone que estarías hablando con la persona que más conoces y mas te conoce. Sin embargo, hay quienes no lo hacen y comenzar desde cero les resulta bastante difícil. La frase “tenemos que hablar” puede paralizar a muchos.
El diálogo en la pareja es fundamental para mantener una relación estable. La realidad nos muestra que muchas parejas lo hacen cuando uno de los dos está a punto de estallar, que han guardando lo que tienen para decir durante demasiado tiempo.
Si la comunicación con tu pareja no es fluida y deseas empezar a hablar con ella, o tienes la necesidad de hacerlo porque están viviendo un momento crítico ¡ armarte de valor y da inicio a esa conversación que tanto se deben!.
Para empezar en oracion pidele al Espiritu Santo que te ilumine y te de la sabiduría, las palabras y la templanza para iniciar la conversación.
Busca el momento adecuado. Elige un momento en el que sepas que ambos tienen tiempo y no serán interrumpidos. Manténganse enfocados en el aquí y ahora. Nada que no sea una emergencia es más importante que esta conversación.
Elimina las distracciones del entorno. Es básico elegir un lugar tranquilo para charlar, apagar el teléfono móvil y la televisión para centrar la atención en el diálogo.
No supongas. A nivel de comunicación, uno de los errores más importantes es el de hacer hipótesis a partir de interpretaciones subjetivas. Lo más saludable es que cuando tengas una duda sobre algo que piensa o siente tu pareja, le hagas la pregunta directamente para conocer la verdad y resolver tus dudas.
¡No trates de ganar! Si hay problemas en la pareja, ambos son responsables de lo que está ocurriendo. Si hay algo del vínculo que afecta a una de las partes de la pareja es por definición un problema de los dos. Ve a la discusión con la mente abierta, ¡y con la disposición a admitir también tus errores!
Ten presente la vulnerabilidad de tu pareja. Es muy importante que no pierdas de vista que estás frente a un ser humano que tiene sentimientos y que tus palabras pueden tener un efecto poderoso. Tal vez te resulte obvio cuando lo leas, pero en el calor de la charla se pueden escapar cosas desagradables que hieran al otro. Tu intención no es hacer que se sienta mal, sino solucionar lo que está sucediendo.
Habla también con tu cuerpo. Para lograr mayor cercanía, se sientan más cómodos y se abran a la conversación, apoya tu mano sobre la de tu pareja o sobre su pierna. Es muy difícil agredir a alguien si lo estás acariciando o tomando de la mano. Uno no ataca a quien quiere contener ni a quien lo está conteniendo. Recuerda no cruzar los brazos, porque es una señal de que estás encerrada en ti misma, y que tu mirada no exprese ni enojos, ni reproches.
Usa palabras y frases positivas. Con frases como “Me gustaría que…”, o “Quisiera que hagamos…” obtendrás mejores resultados que con “No me gusta que…” o “Nunca haces…”. Las oraciones negativas pueden conducir a malas interpretaciones y hacen que dejemos de escuchar al otro, mientras que las
Mantén una escucha activa. El momento en que te toca escuchar es EL momento para saber realmente qué siente tu pareja, sin falsas interpretaciones. Quizás sea la parte más difícil al dialogar, porque el acto de prestar atención al otro puede ser boicoteado por tus ganas de contestarle y defenderte.
Cuida tus reacciones. Si bien estas conversaciones pueden generar actitudes defensivas, que se traducen en agresiones, es necesario que te esfuerces para contenerte y no responder. Debes mantenerte centrada, enfocada en tu punto y en lo que quieres comunicar y solucionar.
Saber cuándo dar por terminada la conversación. Cuando la charla se hace larga se pierde el foco y ambos pierden también la atención. Es muy importante ser concretos e ir al punto.
Es cierto que hablar nos une, nos enriquece, nos conecta, nos permite conocernos, entendernos y resolver los conflictos que se presentan, ¡pero hay que saber dialogar para que no se convierta en una conversación de sordos!










