
Llegan temporadas en que una mala racha nos quita el sueño, estamos preocupadas, nos adelantamos en nuestros pensamientos y eso nos impide dormir.
“La menor exposición a la luz natural, la reducción en la actividad física y la pérdida de las rutinas diarias, son los tres factores que más inciden en la calidad del sueño”, señala Javier Puertas, vicepresidente de la Sociedad Española del Sueño (SES).
Aunado a esto, la ansiedad y el estrés que podemos sentir en un determinado momento de nuestra vida también influyen. El remedio a este problema es se poner en práctica una serie de consejos y hábitos que mantengan nuestro reloj interno en buen funcionamiento.
Fija horarios regulares y mantenlos estrictamente
Lo que significa que te levantes y acuestes todos los días más o menos a la misma hora. Los fines de semana puedes flexibilizarlos, entre otras cosas para que los días no parezcan todos iguales.
Aliméntate de forma ordenada y adecuada
Desayuna, almuerza, merienda y cena (tempranito y sin excesos) con regularidad. Y por supuesto, evita los alimentos estimulantes más allá de las 17:00 (ya sabes, cafés, tés, bebidas de cola, incluso zumos con vitamina C). Además, cena ligero y acuéstate pronto; ¿sabías que las horas previas a la medianoche es cuando descansamos más profundamente?
No te pases el día en pijama
Grave error caer en la desidia con el outfit. ¡Vamos! pon en práctica todos aquellos rituales de belleza que la falta de tiempo te impide realizar por las mañanas, o por las noches : ese tratamiento que nunca usas, ese masaje anticelulítico nocturno que nunca te das por pereza antes de irte a la cama…
¡Que viva la luz natural!
Sí, lo ideal es pasarse al menos dos horas expuestos a la luz diurna. Con o sin sol, desayuna bajo la ventana, sal al balcón, a la terraza o al jardín. En cambio, por la noche es conveniente evitar, en la medida de lo posible, los móviles y tabletas porque vuelven loco al reloj interno, ya que a través de la luz que emiten hacen creer al cerebro que aún es de día. Nada de acostarse con el móvil como compañero de cama, mejor utilízalo sentada en el sofá.
No dejes de moverte
Hacer una actividad física de manera regular es el mejor pasaporte hacia el buen dormir. ¿Ideas para hacer en casa? Bailar, limpiar los libros, las cosas dentro de la vitrina, pasar el aspirador a conciencia, hacer pesas o una tabla de estiramientos… ¿Más? Contabiliza tus pasos con tu smartphone o la pulsera de actividad física. El reto es llegar a los 12.000 pasos y no dejar que las calorías se transformen en un par de kilos de más.
Respira y medita
Una buena higiene respiratoria, usando lo que los expertos denominan “respiración consciente”, la que se practica al hacer yoga o meditación, además de reducir los niveles de tensión y ansiedad, favorece el correcto funcionamiento del organismo ya que ayuda a las células a realizar mejor sus tareas.
Adopta una rutina de relajación al final del día que te permita desconectar
No tiene por qué tratarse de ningún ritual sofisticado: una película de risa, una buena ducha o evitar ver las noticias justo antes de acostarse pueden bastar. Cada persona puede encontrar su ‘truco’.
Dispositivos móviles fuera de la habitación
Smartphone, ordenadores, tablets, etc., alteran los ciclos de sueño reduciendo la fase REM y causando somnolencia al día siguiente, ya que hacen que se active el sistema nervioso simpático y las redes neuronales, responsables de la vigilia. La culpa es de la luz azul que emiten, que envía al cerebro una señal que inhibe la producción de melatonina, la hormona del sueño, y bueno si te rehusas a ello, existen apps para reducir el brillo de las pantallas. Si puedes, apágalos antes de meterte en tu cuarto.









