¡Pastel de agua! sencilla receta que no necesita huevo, leche ni mantequilla.

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Compartimos contigo esta receta que podrás preparar en menos de una hora con ingredientes que seguro tienes en tu despensa.

Este confinamiento está sacando a relucir nuestros dotes culinarios, nos da tiempo de  descubrir si nuestro nuevo hobbie será la repostería.

La receta que te presentaremos a continuación, fue compartida por  la popular cocinera italiana Andrea Soranidi en su sitio web Le Petite Cook en donde dijo que había estado experimentando con postres sencillos.

Ingredientes

-Vas a necesitar 370 gr de harina 
– 1 cucharadita de levadura
-1 cucharadita de extracto de vainilla
-80 ml de aceite
-380 ml de agua
– 240 gr azúcar
-4 cucharadas de cacao en polvo opcional (sólo en caso de que se te antoje una versión de chocolate).

La chef recomienda utilizar harina normal, sin polvos para hornear pues podría inflar demasiado el pastel.

Preparación

En un tazón pequeño, comienza mezclando el aceite de oliva, el agua y la vainilla. En otro recipiente vierte la harina tamizada (puedes usar un colador para volverla más fina), el azúcar y, en caso de desearlo, el cacao en polvo.

Ahora vierte lentamente los líquidos con los ingredientes secos y revuelve suavemente con una espátula hasta que todo esté bien integrado y se hayan eliminado todos los grumos. 

Vacía la mezcla en un molde previamente engrasado con aceite de oliva, precalienta el horno a 180 grados centígrados y mete el pastel. Hornea durante 40 minutos.

Después de este tiempo, verifica el pastel con un palillo, si este sale seco, puedes retirarlo del horno, si no, deja hornear cinco minutos más y vuelve a revisar, seguro ya estará listo.

Y eso es todo, en menos de una hora tendrás listo un delicioso postre accidentalmente vegano preparado con ingredientes fáciles de hallar en tu alacena.

Ahora, sólo queda dejar que se enfríe un poco, sacarlo del molde y darle presentación, si quieres puedes espolvorear con azúcar glass o incluso jugar con algo de betún. ¡A disfrutar!  

Fuente: Milenio