Cuando a ti no te gusta lo que te están pidiendo que hagas, eso es una manera de trascender nuestro egoísmo, nuestro individualismo, nuestra idea de que a mí hay cosas que no me gusta hacer y no me importa… tu quieres hacerla pues tu vete solo, pues tú vete sola, cuando nosotros entendemos que podemos ser felices con la felicidad de nuestra pareja trascendemos la rigidez del ego y trascendemos también las barreras culturales.
Muchas veces ella nos pide que asistamos a cosas que no nos gustan, recuerdo el caso de una una pareja que el problema es que a él le fascinaba bailar, ella detestaba el baile, entonces ella le decía: “pues tu vete con tu bola de amigos y de amigas, váyanse a bailar, a mí no me interesa, yo no quiero aprender, yo no quiero aprender eso”, el marido llega un momento en que le decía: “oye que me siento muy mal, cada quien lleva su pareja y yo tengo que estar bailando con diferentes chicas que no me interesan, pero mis amigos de verdad llevan a sus parejas, por favor ven”.
El trabajo con ella fue suavizar su corazón y decirle si tú aceptas disfrutar, no porque te guste el baile, sino por verlo contento a él, por la felicidad que ves reflejado en sus ojos, ten la garantía de que eso vas a invitar a una dimensión diferente dentro de la relación de pareja, porque esas cosas se sienten, las mujeres tenemos que aprender a que cuando nuestras parejas nos dicen: bueno voy, aunque vaya de carota, muchas veces decimos: ¡ay no, si no es espontáneamente no quiero, no quiero que vengas conmigo! y si no es espontáneamente no quiere decir que no vale chiquita, sí vale déjalo que vaya de enojo, déjalo que vaya de carota, poco va a ir cediendo porque está aprendiendo qué a trascender su ego.
Lucy Romero Psicóloga Clínica
